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80 años de "Los Sucesos de Hermigua" de 1933: La historia contra la desmemoria actual

JUAN IGNACIO MORA HERNANDEZ  |  22 de marzo de 2013 (14:38 h.)
Los procesados de 1933. Condenados por pedir pan y trabajo.
Los llamados "Sucesos de Hermigua"  tuvieron lugar el 22 de marzo de 1933 (hoy hace justo 80 años), aunque su gestación es bastante anterior y son, en realidad, un episodio más del permanente empeño de los caciques gomeros por impedir cualquier organización obrera que pusiera en riesgo su dominio de un absoluto carácter feudal.

La carretera en construcción desde la Villa hacia Vallehermoso, única obra de cierta entidad en toda isla, se paralizó desde julio de 1932 por presiones de la oligarquía de Hermigua que impedía que los obreros que estuvieran sindicados pudieran trabajar en las obras. Esto en un pueblo en que un 25% de la población total estaba en paro y que contaba en la Federación Obrera de Hermigua con unos 450 afiliados, de los que más de 300 eran jornaleros en paro. Bajo instancias de la Federación Obrera, el Gobierno Civil de Tenerife ordena que se admitan al menos a 100 trabajadores sindicados, obreros que, con la comunicación de Gobierno Civil en la mano, se presentan al trabajo el día 19 de marzo.

El capataz, siguiendo órdenes de Ramón Plasencia, se niega a admitirlos. Gobierno Civil reitera telegráficamente la orden los dos días sucesivos del 20 y 21 con el mismo resultado de que los 100 trabajadores se ven de nuevo rechazados y tienen que regresar al Valle Alto en medio de las risas y burlas de la oligarquía hermigüense. El objetivo caciquil esta claro: romper la incipiente organización obrera y campesina que pudiera poner coto a sus desmanes. Podemos verlo con claridad en las declaraciones al periódico "La Tarde" del 26 de marzo del 33 "No nos daban trabajo para que nos muriéramos de hambre porque estábamos federados....En Hermigua, como en el resto de La Gomera, los burgueses se asustan de la Federación porque están acostumbrados a esclavizar a los obreros y a disponer de su sudor y sus vidas, y al vernos ahora organizados, saben que no podrán seguir haciéndonos juguetes de su voluntad y nos han declarado una guerra sin cuartel, acosándonos por el hambre".

Se celebra una reunión en la Federación y se acuerda convocar una Huelga General para el día 22. La huelga es total y los trabajadores se dirigen hacia la Playa, recorriendo todo el Valle. Un grupo de ellos, al pasar por el cuartelillo de la Guardia Civil es intentado disolver por el cabo Antonio Fuentes que incluso propina un planazo con el sable a un manifestante, pero el paro es absoluto en todo el Valle y grupos cada vez más numeros de trabajadores y sus familias se van concentrando camino hacia la Playa.

Con el objetivo de romper la huelga y por incitación caciquil, el cabo Fuentes, Jefe de Puesto, manda a un camión de Ramón Plasencia a traer a los guardias civiles que prestaban servicio en Agulo, y aunque los manifestantes tratan de impedirle la ida al pasar por La Castellana, no lo logran. Al regreso, a la altura del Palmarejo y sobre las dos de la tarde, encuentran una barrera en la carretera y los obreros con sus mujeres que les salen al paso. Según las declaraciones del sumario posterior, son las mujeres las que reprochan al cabo que haya roto, con el camión de Plasencia, la Huelga General con voces como "No siga. No traiga más guardias, que solo queremos el pan de nuestros hijos".

La situación se va caldeando y algunos manifestantes, hombres y mujeres, tiran algunas piedras al camión y lo golpean con cañas. "Fue entonces cuando el comandante del puesto, inopinadamente, se echó hacia atrás, dio las voces de > y de > y él mismo disparó la pistola contra la multitud.......Fuentes disparaba y los números iban a hacerlo y los grupos rodearon a los guardias. La muchedumbre, al querer quitar las armas al cabo y al guardia Garrote, los arroja por el barranco; el otro guardia, José Cano, que se resiste y hace uso del armamento es muerto por la multitud, que exaltada y contagiada por su propio furor, da muerte a Fuentes que yace en el barranco mientras éste y Garrote disparaban sobre los grupos" (informe en el juicio de Luis Jiménez de Asúa).

El guardia José Garrote de Pedro se refugia, haciendo fuego, en casa del oligarca Nicasio León, mientras que el obrero Antonio Brito Brito, que subía por el talud del barranco es alcanzado por una bala que le atraviesa el corazón y muere en el acto. Otro obrero, Domingo Medina, queda herido de gravedad y varios más heridos de menos consideración. Ese mismo día 22 salió de Santa Cruz el "Viera y Clavijo" que desembarcó por el pescante a 37 guardias civiles al mando del Teniente Coronel Vara Terán a sumarse a los que ya habían acudido a Hermigua desde la Villa y, con las fuerzas militares, un comandante y un brigada como jueces militares, un fiscal militar y agentes de policía para la instrucción

Estos fueron los "Sucesos de Hermigua". No contaremos, por una simple cuestión de espacio, las detenciones, las palizas, las vejaciones y atropellos que se sucedieron a su socaire. Añadir sólo que el Consejo de Guerra se inició el 30 de junio de 1934 en el tinerfeño Cuartel de San Carlos, custodiado por la Guardia de Asalto y tropa de infantería. Lo presidió el teniente coronel Gómez Rumeu y actuó de fiscal el luego tristemente célebre Martínez Fusset, emparentado maritalmente con la alta burguesía tinerfeña y adlátere fundamental de Franco en el golpe fascista de julio del 36.

Isla De La Gomera (Notas)