Lo dibuja bien aquel poema de Luis de Góngora -nacido en 1561 y fallecido en 1627- que dice así: “Ande yo caliente y ríase la gente. Traten otros del Gobierno del mundo y sus monarquías, mientras gobiernan mis días mantequilla y pan tierno y las mañanas de invierno naranjada y aguardiente y ríase la gente”.
Sin mérito alguno
Esta forma de ser, descrita por Góngora, es muy parecida a la de Rajoy, aunque el oficio de éste haya sido la política y haya llegado -sin mérito alguno y gracias a la crisis- a la Presidencia del Gobierno. Una vez alcanzado tamaño e importante cargo, a Rajoy le da igual que se ría la ciudadanía de él o le increpe a gritos.
Epicúreo de estar por casa
Él es presidente, pero lo que le gusta de verdad es ver por la tele fútbol, ciclismo y tenis. Lee cada día el Marca, mira a otro lado cuando intuye que hay algo gordo y desagradable y fuma su puro incluso paseando por las calle de Nueva York. Él practica la doctrina de un epicúreo más bien de estar por casa. O de a vivir que son dos días.
Le da igual
Ya pueden protestar los ciudadanos y las ciudadanas. Le da igual. tuvo una suerte inusitada con la crisis. Cuando perdió las elecciones de 2008 ante un PSOE en alza, estuvo a punto de ser liquidado políticamente por sectores relevantes del Partido Popular. A día de hoy él sabe que, aun gobernando con nula eficacia, la fortuna todavía le puede salvar en el caso de que la crisis internacional comience a recular en serio. Sueña con pasar a la historia como el gobernante que acabó con la crisis.
No es tonto, sino oportunista
De modo que ¡ojo! que no es tonto, sino oportunista. Le resbalan las huelgas porque no les va a hacer caso nunca a los sindicalistas. Ha sondeado ir juntos el PP y el PSOE en la ofensiva contra los abusos bancarios en torno a los desahuciados, pero no le ha dado a Rubalcaba ni las gracias por su esfuerzo en unir fuerzas.
Al enemigo, ni agua
Le ha entretenido y además ha humillado así al líder de la oposición mayoritaria. El fondo sur, o sea, la caverna mediática, le aplaude. Hasta que no maten a Rubalcaba no estarán contentos. Al enemigo, ni agua. Es decir, “ande yo caliente y ríase la gente”.
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM