Esteban, en la sobremesa del pasado domingo, día 24, nos dejaste. Tu fallecimiento nos consternó y nos sorprendió a todos, te fuiste sin hacer ruido, pero como todo lo que te rodeaba, y sin pretenderlo, provocaste revuelo. Nos tenías acostumbrados a que cuando estabas a punto de caer, sobre la marcha volvías a remontar.
Qué curioso que coincidiera tu marcha, en un día señalado, el mismo día que se celebraba la entrada de Jesús de Nazaret victorioso a Jerusalén, Domingo de Ramos.
Hay una frase que la hiciste tuya y en más de una ocasión nos la mencionabas “El buen barco se mide en los temporales”, y vaya que te tocó furar temporales, y con todos pudiste, menos con este último, la enfermedad, pero así y todo estuviste navegando ocho años con ella. Amigo mío, no es cualquier barco el que navega con marejada tanto tiempo.
Dedicaste la mayor parte de tu vida al servicio por los demás, y lo hiciste lo mejor que sabías. Con tus aciertos para muchos y tus desaciertos para algunos, lo innegable es que nos dejaste bastante, por eso pienso que para Ti, la justicia divina va a ser muy diferente a la justicia de los hombres, tan injusta en ocasiones.
Como todo ser humano, tenías defectos y virtudes, pero tu gran calidad humana hacía que la mayoría de veces los defectos se convirtieran en virtudes. A tu familia y amigos, de manera irremediable, nos dejas un vacío, que todos intentaremos llenar con el cariño que nos distes, con todo lo que nos enseñaste y un largo etcétera.
El pasado domingo cuando conocíamos la noticia, fue curiosa la reacción casi generalizada de todos, falleció Esteban, ¿qué Esteban? El Alcalde. Por todo ello te queremos despedir, no con un Adiós sino con un HASTA LUEGO, ESTEBAN, EL ALCALDE…
Tú amiga, Ana Julia.